puntos de vista
Las nuevas tecnologías, y en particular la inteligencia artificial, están cambiando drásticamente la naturaleza de los procesos creativos.
De hecho, el ordenador ya es un lienzo, un pincel, un instrumento musical, etc.
Sin embargo, creemos que debemos aspirar a relaciones más ambiciosas entre los ordenadores y la creatividad.
En lugar de ver el ordenador como una simple herramienta para ayudar a los creadores humanos, podríamos verlo como una entidad creativa por derecho propio. Este punto de vista ha dado lugar a un nuevo subcampo de la Inteligencia Artificial denominado Creatividad Computacional.
Este artículo aborda la cuestión de la posibilidad de alcanzar la creatividad computacional a través de algunos ejemplos de programas informáticos capaces de replicar aspectos del comportamiento artístico creativo.
Terminamos con algunas reflexiones sobre la reciente tendencia a la democratización de la creatividad mediante la asistencia y el aumento de la creatividad humana.
La creatividad computacional es el estudio de la creación de programas informáticos que muestren un comportamiento que se consideraría creativo en los seres humanos.
Ese software creativo puede utilizarse para tareas creativas autónomas, como inventar teorías matemáticas, escribir poemas, pintar cuadros y componer música.
Sin embargo, los estudios sobre la creatividad computacional también nos permiten comprender la creatividad humana y producir programas para que los utilicen personas creativas, en los que el software actúa como un colaborador creativo y no como una mera herramienta.
Históricamente, a la sociedad le ha resultado difícil aceptar que las máquinas pretendan ser inteligentes y aún más difícil admitir que puedan ser creativas. Incluso dentro de la informática, la gente sigue siendo escéptica sobre el potencial creativo del software.
Una afirmación típica de los detractores de la creatividad computacional es que "simular técnicas artísticas significa también simular el pensamiento y el razonamiento humanos, especialmente el pensamiento creativo. Esto es imposible de hacer con algoritmos o sistemas de procesamiento de información".
No podríamos estar más en desacuerdo. Como esperamos que sea evidente a partir de los ejemplos de este artículo, la creatividad no es un don místico que está más allá del estudio científico, sino algo que puede ser investigado, simulado y aprovechado para el bien de la sociedad.
Y aunque la sociedad aún esté poniéndose al día, la creatividad computacional como disciplina ha alcanzado la mayoría de edad. Esta madurez es evidente en la cantidad de actividad relacionada con la creatividad computacional en los últimos años; en la sofisticación del software creativo que estamos construyendo; en el valor cultural de los artefactos producidos por nuestro software; y lo que es más importante, en el consenso que estamos encontrando en cuestiones generales de creatividad computacional.
IA para apoyar y aumentar la creatividad humana: LA DEMOCRATIZACIÓN DE LA CREATIVIDAD
¿Podemos utilizar la inteligencia artificial para apoyar la creatividad y el descubrimiento humanos? Una nueva tendencia conocida como Creación Asistida tiene importantes implicaciones para la creatividad: por un lado, los sistemas de creación asistida están haciendo más accesible una amplia gama de habilidades creativas. Por otro lado, las plataformas colaborativas, como la desarrollada dentro del proyecto europeo PRAISE para el aprendizaje de la música (Yee-King y d'Inverno, 2014), están facilitando el aprendizaje de nuevas habilidades creativas. PRAISE es una plataforma de aprendizaje basada en una red social que incluye humanos y agentes de software inteligentes que dan retroalimentación a un estudiante de música con respecto a la composición, los arreglos y la interpretación musical. Los estudiantes suben sus soluciones a un plan de clases dado por un tutor (composiciones, arreglos o interpretaciones). A continuación, los agentes inteligentes, así como otros compañeros y tutores, analizan estas soluciones y les proporcionan retroalimentación. Por ejemplo, en el caso de una composición el agente podría decir: "Tu modulación suena bastante bien, pero podrías probar a modular todo hacia arriba una tercera mayor en los compases 5 a 8".
En el caso de las interpretaciones, otros agentes de software inteligentes comparan las de los alumnos con una grabada previamente por la tutora al cargar el plan de clase. Una cámara capta el gesto del alumno y los agentes de software también proporcionan información sobre posibles posturas incorrectas. Herramientas como ésta, que aceleran el tiempo de adquisición de habilidades, dan lugar a un fenómeno conocido como "la democratización de la creatividad".
Ya en 1962, Douglas Engelbart (Engelbart, 1962) escribió sobre una "máquina de escribir que le permitiera utilizar un nuevo proceso de composición de textos [...] Puede integrar sus nuevas ideas más fácilmente, y así aprovechar su creatividad de forma más continua". La visión de Engelbart no sólo consistía en aumentar la creatividad individual. También quería aumentar la inteligencia colectiva y la creatividad de los grupos, mejorando la colaboración y la capacidad de resolver problemas en grupo. Una idea básica es que la creatividad es un proceso social que puede aumentarse mediante la tecnología. Proyectando estas ideas al futuro, podríamos imaginar un mundo en el que la creatividad sea muy accesible y (casi) cualquiera pueda escribir al nivel de los mejores escritores, pintar como los grandes maestros, componer música de alta calidad e incluso descubrir nuevas formas de expresión creativa. Para una persona que no tenga una habilidad creativa concreta, adquirir una nueva capacidad a través de los sistemas de creación asistida es muy estimulante.
Aunque el escenario futurista anterior es actualmente pura ficción, ya existen varios ejemplos de creación asistida. Uno de los más interesantes es el sistema de percusión asistida desarrollado en el Instituto Tecnológico de Georgia (Bretan y Weinberg, 2016). Consiste en una extremidad robótica vestible que permite tocar la batería con tres brazos. El "brazo inteligente" de 61 centímetros de largo (dos pies) puede acoplarse al hombro de un músico. Responde a los gestos humanos y a la música que escucha. Cuando el baterista toca el platillo de sombrero alto, por ejemplo, el brazo robótico maniobra para tocar el platillo ride. Cuando el baterista pasa a la caja, el brazo mecánico se desplaza hacia el tom.
Otro resultado muy interesante en materia de creatividad asistida es la transferencia de estilo y armonía musical, de género a género, desarrollada en el Laboratorio de Informática de SONY en París (Martin et al., 2015; Papadopoulos et al., 2016) que ayuda a los compositores a armonizar una pieza musical de un género según el estilo de otro género completamente diferente. Por ejemplo, armonizar un estándar de jazz al estilo de Mozart.
conversaciones de facebook